jueves, 8 de mayo de 2014

Si te toca, aunque te quites.

Jesús Castillo

Entrar a ver “Amor a la carta” sin ningún tipo de alimento, ya sean palomitas o un baguette, puede ser considerado como un gran error ya que la trama en sí inicia y se basa en la apetecible comida que se nos presenta en pantalla. Esta película, dirigida por Ritesh Batra, presenta la historia de un hombre y una mujer que llevan una vida solitaria en una de las ciudades más pobladas del mundo y que encuentran una conexión a través de un medio de comunicación casi obsoleto: la carta.
         Por medio de un sistema de entrega de comida casi perfecto, Fernandes recibe el almuerzo erróneo que lo lleva a un giro inesperado en su vida.  Conoce a Ila, la cocinera, únicamente por pequeñas notas que se mandaban en el envase de la comida y que posteriormente se convierten en cartas donde su contenido los guían a querer encontrarse en persona y crear una vida juntos; lo cual parece imposible debido al contexto que los acecha: la diferencia de edades.
         El género de esta producción es una comedia romántica. Como ya se ha presenciado en varias películas del mismo género, lo que se pretende lograr es una combinación de emociones que hagan al espectador pasar de una carcajada a un momento de seriedad, reflexión y hasta tristeza sin perder la esencia de la historia. “Amor a la carta” maneja muy bien este factor. Presentan las situaciones y el contexto de cada personaje casi sin usar diálogos, es decir, puramente visual a través del uso del espacio. A partir de esto y después de generar un estado de ánimo y ritmo en el público, rompen con inteligencia el mismo al plantear a Shaikh, un personaje extra que desde su apariencia, forma de comunicación verbal y manera de desarrollarse dibuja una sonrisa en los espectadores. Entre él y la tía de Ila se juegan el papel de amenizar, tapizar o nivelar la combinación de drama/comedia de la trama.
         Los aspectos técnicos también dejan un buen sabor de “vista”. El uso de colores opacos o neutros dan apoyo a la situación emocional de los personajes mientras que la iluminación cálida entra en las situaciones cómicas o alternas al conflicto principal de los protagonistas. Por otro lado, el director optó por manejar planos cerrados durante casi toda la película. Esta decisión ocasiona cierta frustración o sentimiento de encierro, cosa que pueden estar sintiendo los mismos personajes al sentirse atrapados en su rutina de vida. Además supieron crear de manera clara el sentimiento de soledad, siendo que normalmente se usarían planos más abiertos con poca gente, cosa contraria a lo que se ve en esta película.
         En general, “Amor a la carta” refleja un buen equipo de producción con una manera de trabajo ordenada. Los diálogos que presentan no sólo mueven a la historia sino que ofrecen un contenido extra para adoptar y reflexionar. Todas las actuaciones principales son excelentes a excepción de la del esposo de Ila, quien vagamente aparece en la historia y cuando lo hace se nota forzado y no te atrapa en el papel. Otro aspecto que puede llegar a brincar del guión es la velocidad con la que Fernandes e Ila se interesan entre sí, parece sacado de la manga y muy repentino que se quieran conocer para irse a vivir juntos. La situación no fue tan progresiva como debió de haber sido, pero fuera de esto es una película muy recomendable que además de permitirnos ver otras costumbres, la idea original y desarrollo valen la pena ver.

Amor a la carta (2013)
Director: Ritesh Batra
Escritor: Ritesh Batra
Reparto: Saajan Fernandes (Irrfan Khan), Ila (Nimrat Kaur), Shaikh (Nawazuddin Sidiqqui).
Fuente: http://www.imdb.com/title/tt2350496/fullcredits?ref_=tt_ov_st_sm

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