Jesús Castillo
México es uno de los países con más católicos en el mundo y,
al ser vecino territorial de Estados Unidos, también tiene grandes influencias
en cuanto al ámbito cinematográfico, pero ¿en qué se relaciona un punto con el
otro? Hemos visto grandes producciones enfocadas a pasajes bíblicos o
relacionadas con la historia del hombre hasta la partida de Jesucristo como “La
pasión de Cristo” de Mel Gibson o “Ben Hur” de 1959 dirigida por William Wyler.
Este tipo de películas tienen una gran ventaja comercial por el hecho de narrar
una historia perteneciente a nuestra religión pero pueden llegar a tornarse en
un punto frágil para la carrera de los realizadores si no se complace al
fanatismo religioso o va en contra de sus creencias.
Es este mismo
problema con el que está lidiando la nueva película del director Darren
Aronofsky “Noé”. Primeramente ha tenido problemas en cuanto a la distribución,
pues se lanzaron tres versiones diferentes de la historia y al parecer
recibieron críticas muy negativas. Por otro lado, el director (que es ateo)
confesó que “Noé” tenía la finalidad de recrear una historia fantástica que
todos conocemos y que no era de su importancia la opinión pública de ésta. La
mayoría del público recibió esta película con una postura rechazadora debido a
la falsedad de los hechos y la modificación que le hicieron a lo que en
realidad pasó o cómo normalmente se cuenta este hecho.
Es verdad que
ante un público fanático y religioso estos elementos pueden llegar a afectar
los números en taquilla, pero nosotros no estamos aquí para criticar el
contexto del espectador ante la producción por fuera de la sala del cine sino
para analizar la película en sí.
En general y
como ya lo mencioné arriba, “Noé” tiene una línea narrativa interesante al
basarse en la famosa historia del fin de la humanidad gracias a un diluvio,
pero esto se convierte en un punto en contra por una sola razón: la historia es
tan famosa que todo el público ya la conoce. La primera mitad se enfoca en
explicar qué es lo que va a suceder y en justificar las acciones de los
personajes, por lo que al ya saber qué sucede, se presenta el aburrimiento. Lo
verdaderamente atractivo comienza en la batalla del bien contra el mal y en la
vida dentro del arca.
La creación de
personajes, sus motivaciones y la manera en la que hablan recaen en lo
dramático o “glorioso”, es decir, sus movimientos son lentos y muy marcados al
igual que los diálogos. No son versos los cuales estamos acostumbrados a
escuchar pero el contexto o ambiente en la que presentan a los personajes
justifican su estilo. Aunque el ritmo es muy diferente a nuestro estilo de vida
actual, el guión cuenta con un discurso interesante y citas que hacen
cuestionarte verdaderamente el por qué sucedió el pasaje de Noé.
El uso de
recursos fantasiosos como los ángeles caídos convertidos en rocas y los poderes
sobrenaturales de los personajes ocasionan un poco de ruido pues desvía la
manera en la que ves la película y la convierten en otra historia más de
ciencia ficción; pero vuelvo a lo mismo, tal vez esa era la intención del
director y escritor, nada justifica que Noé no haya sido un personaje mítico
fuera de la realidad.
“Noé” es una
película recomendable en cuanto a la adaptación innovadora de la historia y la
construcción de conocimientos culturales generales. Funciona a partir de la
primer gota caída del diluvio hasta la frustración que Russell Crowe desprende
al no saber qué es lo que El Creador quiere de él, pero la duración es de más
de dos horas, de las cuales, se pudieron haber ahorrado toda la primera parte
de la explicación de los hechos y enfocarse al dilema moral de los
protagonistas.
Noé (2014)
Director: Darren Aronofsky
Escritores: Ari Handel y Darren Aronofsky
Reparto: Russell Crowe, Jennifer Connelly, Ray Windstone,
Anthony Hopkins, Emma Watson, Logan Lerman
Fuente: http://www.imdb.com/title/tt1959490/
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