Jesús Castillo
“La vida es muy corta” es la frase más común para
concientizar a las personas de gozar cada momento de sus días, pues en un abrir
y cerrar de ojos estos se habrán ido para siempre. Sin embargo, esta mentalidad
no aplica para todos, pues algunos ven la vida como algo eterno donde cada
segundo parece nunca terminar. Entonces ¿en qué radica la diferencia entre los
unos y los otros?
La película
“las vueltas del destino” dirigida por John Wells, comienza con la frase
escrita por T.S. Eliot: “La vida es muy larga” la cual representa uno de los
rasgos principales de un adicto y de la cual parte toda la trama familiar que
se observa durante dos horas. Básicamente el ambiente y las emociones que se
presencian en la pantalla rinden tributo a la frase y no en el sentido de que
la producción sea mala y parezca nunca terminar, sino que el montaje y
realización cumplen con el trabajo de expresar por qué es que piensan así.
La
problemática sintetizada en una palabra es el resentimiento, pues éste se ve manifestado
de diferentes maneras en la dinámica familiar, ya sea a través de secretos, de
memorias o de actitudes agresivas que lo único que ocasionan es la dispersión
entre los integrantes del núcleo familiar y la tendencia de cada uno por
terminar solo.
Aunque la
película carga con gran intensidad emocional donde para muchos puede llegar a
ser saturado en cuanto a gritos, llantos y acciones bruscas; los diálogos
rompen con la monotonía al meter frases interesantes que ocasionan risa y que
en su trasfondo te explican el por qué cada uno actúa de esa manera en
particular. Es verdad que esta producción no es fácil de digerir y puede llegar
a ser cansado el estar escuchando problemas tras problemas en un mismo lugar
durante pocos días, pero lo que la hace interesante es lo que hay detrás de lo
que se ve, es decir, se puede comprender con claridad las motivaciones que
mueven a los integrantes y cómo es que llegaron a formar esa personalidad tan
enfermiza que no les permitía entablar una vida tranquila y sana sino una
codependencia que giraba en torno a su madre.
Hay un gran
reparto donde cada uno sabe cuál es su papel y lo lleva a cabo de manera
correcta, pero las actuaciones de Meryl Streep y Julia Roberts tienen tanta
presencia que en un punto ocasionan que los demás se pierdan y se consideren
como un simple relleno a la historia. Estas dos mujeres llevan a cabo tan bien
sus personajes que en verdad sientes la frustración y el rencor que existía
entre ellas, no te cansas de ver sus expresiones y de saber qué cosas dirán o
cómo actuarán para seguirse echando tierra hasta enterrarse por completo entre
cada una.
El principio
de la historia se centra en conocer a los integrantes y su relación entre cada
uno. Este proceso llega a ser un tanto lento que ocasiona falta de
concentración, pero para la mitad de la trama sabes cómo se mueve cada uno y,
en el punto en donde como espectador también te sientes enojado con los
personajes, sientes alivio al saber cómo terminan, sin embargo, al final sólo se
centran en estas dos actrices y las historias de los demás personajes quedan
inconclusas y te dejan con incertidumbre; pero en general, “Las vueltas del
destino” vale la pena verla para conocer cómo es que una familia basada en
rencores, adicciones y secretos se desenvuelve y cómo es que los descendientes
son los que sufren más no sólo por sus problemas de relacionarse, sino porque
cuando lo hacen transmiten los mismos patrones a sus seres cercanos.
Las
vueltas del destino (2013)
Director: John Wells
Escritor: Tracy Letts
Reparto: Meryl Streep, Julia
Roberts, Chris Cooper, Ewan McGregor, Margo Martindale, Sam Shepard, Benedict
Cumberbatch, Abigail Breslin.
Fuente: http://www.imdb.com/title/tt1322269/fullcredits?ref_=tt_ov_st_sm
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