La última película de Tom Hooper, director del Discurso del Rey,
es nominada al Óscar a la mejor película. Los Miserables, no está basada
directamente en la obra de Víctor Hugo sino en el musical con el mismo nombre.
Es una película que trae toda obra teatral a la pantalla grande. Quien se queje
que esté toda cantada no entiende el fundamento mismo del largometraje.
Los lugares en los que se filmó son escenarios que, aunque muy
cuidados, dan un aire de escenario teatral. Al mismo tiempo que parece divido en
actos. Son secuencias largas en el mismo lugar. Del mismo modo que en teatro no
se puede estar cambiando de escenario cada tres minutos, en la película se hace
lo mismo. Un aspecto muy interesante que hace que vivas esa experiencia teatral
es el hecho de que se grabó la voz de todos los cantos en vivo. No se pre
grabó. Las voces no son las mejores pero expresan más sentimientos que en
cualquier otra que se usa playback. Los protagonistas en realidad se dedican a
actuar mientras cantan. Esto le da un toque de realismo. No realismo de la vida
ordinaria y normal, sino el realismo del teatro. Es muy interesante que en las
canciones no siempre se lleva el mismo ritmo ya que al estar actuando mientras
cantan, agregan silencios, alargamientos de notas que no aparecerían en una
canción grabada en estudio.
Es interesante cómo la iluminación también llega a ser algo
teatralizada. Sobre todo en las noches. Todo está diseñado para hacer esa
fusión de teatro con película. Creo que es una decisión inteligente que fundamenta
el por qué es toda cantada, incluso diálogos sencillos. Si lo hubieran querido
hacer como cualquier otra película, hubiera sido incoherente el concepto.
El guión está sumamente apegado al mismo guión del musical de
teatro. Son los mismos productores y escritores. Esto permitió que la
experiencia de la afamada obra se plasmara en el largometraje. La historia se
desenvuelve ágil y con un ritmo que te permite disfrutar a pesar de tan larga
que es. Hace un juego muy interesante en la tensión. Va estirando y luego
suelta con un poco de comedia. Dado que la obra es sumamente dramática (no por
nada se titula Los Miserables) era necesario esos momentos de distención. Va
cambiando de momentos tristes, amorosos, cómicos, bélicos.
Me parece una película que adaptó fielmente la obra. Que, aunque
no se puede decir que la supera que es otro género, la música, actuaciones y
escenarios son mejores a lo que se ve en el teatro.
Por Adrián Gutiérrez
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