Jesús Castillo
Alfred Hitchcock es sin duda uno de los directores de cine
más influyentes tanto en el medio como en los espectadores que lo vieron y lo
siguen haciendo actualmente. Su trabajo
se basaba en la creación del suspenso y la innovación que generó al usar distintos
tipos de planos, movimientos de cámara o efectos visuales lo posicionaron como
uno de los grandes revolucionarios del entorno cinematográfico.
El estilo de
Alfred Hitchcock es muy reconocible pues a través de su gran repertorio de
películas dirigidas se presentaban diversas características como la trama
basada en crímenes, el uso repetitivo de
los mismos actores y la aparición de mujeres rubias como protagonistas. Aunque
se estuvieran viendo dos películas distintas de él, se vería con claridad su
dirección. Su originalidad le permitió mostrar algo nuevo al público pero
siempre mantuvo su misma marca personal de presentar las historias.
Entre las
principales similitudes que pude observar está la manera en la que crea el
ambiente de suspenso desde un principio para que el espectador caiga en la
intriga. Hitchcock conocía a su público y la forma de acomodar todos los
sucesos, la velocidad con la que lo hacía acompañado de música instrumental a
tiempo con las actuaciones y emociones de los protagonistas estaban tan bien
planeadas que es casi imposible dejar de verla antes de conocer el desenlace.
Tras plantear las situaciones de las distintas películas, la trama inicial
pasaba a segundo plano al preguntarte ¿qué es lo que pasará? Tras desarrollarse
la historia, la problemática inicial hace su reaparición y encaja a la
perfección con el guión.
Por otra
parte, el estilo de Hitchcock es muy observacional, es decir, tendía a
presentar escenas sin diálogos de gran duración donde lo más importante era el
ver las acciones de los personajes. Tal y como se presenta en “La ventana
indiscreta” o en el comienzo de “Vértigo”, el espectador y el protagonista
ejercen la misma función de observar lo que ocurre en el entorno de la historia
para sacar conclusiones y dar continuidad a la trama. Del otro lado, la manera
de presentar los diálogos y las actuaciones son muy características de la
época. Se diferencian al ser muy marcadas o exageradas a la vida real y más si
son acompañadas por efectos visuales.
La creación de
un buen ambiente de suspenso no sólo involucra una buena historia, música o
actuaciones, sino que también va acompañada de una serie de planos y
movimientos de cámara que impulsen o agranden este sentimiento. El maestro del thrill solía presentar cámaras fijas
durante las conversaciones y movimientos de cámara lentos durante los momentos
fuera de tensión; así de esta manera, podía acelerar las acciones y
desconcentrar al espectador de un momento a otro, pero previamente predispuestos.
Muchas de las
películas de Alfred Hitchcock contaban con giros inesperados en la historia
llegando casi al final. A diferencia de otras producciones de suspenso, éstas
sabían encontrar la manera de no decepcionar al público al no terminar de una
manera predecible. Durante las historias te vas formando una idea de lo que
puede llegar a ocurrir, sin embargo, muy pocas veces llegas a adivinarlo y es
lo interesante de su trabajo. El planteamiento de los finales falsos no siempre
llegaban al final de la película sino pasando casi la mitad, donde se
desarrollaba otro sub trama complementario e igual de interesante que el
pasado.
Algunas de las
películas de Hitchcock duraban más de dos horas y otras eran más sencillas de
digerir como “Psicosis”, sin embargo, todas mantenían la misma tensión que terminaba
en engaño y satisfacción para los fanáticos.
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